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martes, 21 de mayo de 2019

¿Quienes eran los Esenios? (Libro de la Paz de los Esenios)

Los esenios eran una fraternidad de hombres y mujeres “ santos”, que vivían juntos en una comunidad y portaban las semillas de la cristiandad y la futura civilización occidental.
Esta hermandad (que era más o menos perseguida y mantenida en el ostracismo) daría personas que cambiarían la faz del mundo y el curso de la historia.
Se dice que, casi todos los principales fundadores de lo que luego se denominó la cristiandad fueron esenios: Santa Ana, José y María, Juan el Bautista, Jesús, Juan el Evangelista, etc..

Qumran Caves.jpg


Los esenios (del griego «εσσηνοι», «εσσαιοι» u «οσσαιοι»; essenoi, essaioi, ossaioi) eran los miembros de una secta judía, establecida probablemente desde mediados del siglo II a.C. tras la Revuelta Macabea, y cuya existencia hasta el siglo I está documentada por distintas fuentes. Sus antecedentes inmediatos podrían estar en el movimiento hasideo, de la época de la dominación seléucida (197 a 142 a. C.).

Sobre el origen de la palabra «esenio» se han tejido varias hipótesis: puede provenir del vocablo griego «ὅσιος» (ossios: ‘santo’, ossa: ‘santos’), o ser una referencia al griego hasidei (‘piadosos’), en arameo hesé. Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas (‘de las cuevas’). Se ha propuesto que el nombre proviene del hebreo asaim (עשים), esto es "hacedores", ya que ellos decían "Si la Toráh lo dice, lo hacemos", del verbo hacer=laasot (לעשות), y del plural en masculino=im (ים), griego era «εσσηνοι» (essenoi), «εσσαιοι» (essaioi) u «οσσαιοι» (ossaioi). Se sostiene también que el nombre proviene de la palabra siriaca "Asaya", médicos; en griego, terapeutas; porque su único ministerio, para el público, era el de curar las enfermedades físicas y morales. "Estudiaban con gran cuidado, dice Josefo, ciertos escritos de medicina que trataban de las virtudes ocultas de las plantas y de los minerales"

Tras la Revuelta Macabea (166-159 a. C.), que habían apoyado pero cuyos resultados finales no compartieron, se retiraron al desierto para «preparar el camino del Señor», bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.
Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (yahad) debía ser instruido, aceptado y luego pasar dos años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el juramento y entraban en la comunidad se les exigía una vida entera de estudio de la Ley, humildad y disciplina. No volvían a jurar, pues estaban obligados a decir siempre la verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad y, al igual que los frutos del trabajo personal, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados, forasteros y esclavos fugitivos que, sin ser integrantes de la comunidad, requirieran ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base era la corrección fraterna mutua.5​ Por lo general, las mujeres no eran aceptadas dentro de la comunidad, y los hombres practicaban el celibato toda su vida,6​ aunque según Josefo, una parte de los esenios sí permitían el matrimonio7​ y entre las normas de Qumrán se reconoce claramente la opción de casarse,8​ pero se exige monogamia estricta para todas las personas, incluso los reyes.9
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